Reviewed by Rubén Olmo López, Universidad Complutense de Madrid (ruben.olmo@pdi.ucm.es)
Se podría decir que la visión que hoy en día se tiene de la naturaleza del Principado le debe tanto a Tácito como al propio Augusto. Su obra es una fuente rica no sólo en acontecimientos, sino en análisis, y la copiosa historiografía existente en torno a su obra demuestra la riqueza inagotable de ésta. No es de extrañar, por tanto, que la ya asentada serie de los Oxford Readings in Classical Studies haya finalmente dedicado a Tácito uno de sus volúmenes, a cargo de Rhiannon Ash. Tal y como señala Ash en su introducción, Tácito es un continuo desafío para sus estudiosos, al igual que lo es la tarea de hacer una recopilación de algunos de los más significativos artículos que se han escrito sobre su obra en los últimos sesenta años. Por ello, y con el fin de contextualizar en su propia tradición la historiografía dedicada a Tácito y, en concreto, los artículos que ha seleccionado, Ash hace un acertado repaso a los principales autores que editaron y estudiaron la obra tacitea, desde Filipo Beroaldo el Joven –responsable en 1515 de la decisiva editio princeps de los Annales–, Lipsius, los cultivadores de la Quellenforschung (entre ellos, Th. Mommsen), o filológos como G. Boissier, hasta R. Syme. El Tacitus de este último (1958) supuso un antes y un después en los estudios taciteos y es una obra aún no superada en su magistral combinación de literatura, filología e historia, como apuntó en su día A. N. Sherwin-White (pp. 1-11). A este apartado sigue una breve descripción de las corrientes actuales (pp. 11- 15) y, finalmente, un comentario de las ideas clave de cada uno de los 18 artículos elegidos (15-35). Dada la imposibilidad de hacer un compendio exhaustivo de los artículos que más hayan influido en los estudios taciteos, Ash ha optado por buscar ofrecer pequeñas catas en los diversos ámbitos de interés que ha suscitado Tácito desde los años 50 hasta hoy, combinando estudios de grandes nombres como R. Syme, A. Momigliano, E. Paratore o R. Martin, con otros que representan las corrientes más en boga en las últimas dos décadas. A primera vista, el orden en el que se han dispuesto los artículos seleccionados sorprende, pues Ash no los ha situado por cronología ni los ha agrupado en función de las obras que tratan. En cambio, ha optado, acertadamente, por plantear contrastes intertextuales entre las diferentes aproximaciones a determinados temas, o bien entre los antiguos y los nuevos enfoques de los estudios de sus obras. Abre el volumen el artículo de K. Clarke "An Island Nation: Re-reading of Tacitus' Agricola" (2001), en el que se analiza la relevancia geográfica que Tácito otorga a Britania desde un punto de vista ideológico, explotando el carácter "liminal" que desde los autores y viajeros griegos se había dado a la isla y la potencialidad política de este hecho, haciendo de Agrícola el artífice del 'semi-attachment' de Britania al continente que significó su paulatina asunción de la Romanitas. El siguiente capítulo lo ocupa "The Theme of Liberty in the Agricola of Tacitus" (1966), artículo en el que W. Liebeschuetz realiza dos certeras comparaciones: En primer lugar, entre el discurso del Agricola en que se critica a los llamados 'mártires senatoriales de la libertad', cuyas muertes no aportaron ningún bien a la patria, y el panegírico taciteo de la conducta de Trásea de los Annales (entre otros). En segundo lugar, observa el autor que Tácito establece un paralelismo entre la situación de los britanos sometidos y la de los romanos bajo Domiciano (y, quizá, en general en el Principado): tanto britanos como romanos perdieron su libertad y, tras la apariencia de la humanitas, el ocio y el lujo los convirtieron en esclavos (Agr. 21). El tercer capítulo se detiene en la Germania, y se puede incluir en el ámbito de los estudios acerca de las identidades, tan en boga actualmente. En él, E. O'Gorman hace una aproximación a la Germania tacitea –como su Britania, (v. supra)– como un 'textual country', en contraposición a lo que sería una verdadera descripción del país físico, real, interpretando la obra dentro de las teorías de la alteridad que condicionaron a todos los etnógrafos, geógrafos e historiadores de la Antigüedad grecolatina, comenzando por el propio Heródoto.1 El discurso de Tácito parte de una polaridad ficticia, en la cual el retrato de los germanos se presenta como una imagen invertida de los romanos, sirviendo de marco para la reflexión del romano acerca de sí mismo. Los capítulos 4 y 5 analizan diferentes aspectos del Dialogus de Oratoribus. S. Bartsch (cap. 4) lleva a cabo un análisis en clave política del debate en torno a la relevancia y actualidad del cultivo de la poesía y la retórica que vertebra la obra. En efecto, Bartsch demuestra que detrás de esta controversia se halla de nuevo el tema de la libertad senatorial, y Tácito, como en el Agricola, denuncia la falta de libertad que se daba en su tiempo. Por ello se dice en el Dialogus que uno de sus personajes, el poeta Materno, había corrido un gran riesgo al haber escrito una obra sobre Catón el Joven, tenido por algunos senadores (como el malogrado Trásea) como ejemplo de oposición a la tiranía. Por su parte, S. D. Goldberg (cap. 5) realiza un estudio más netamente filológico del Dialogus, complementando en el volumen el artículo precedente de Bartsch. En él Goldberg, a partir de los argumentos esgrimidos por Aper a favor de la oratoria de su tiempo, defiende una interpretación más optimista de la postura que Tácito refleja a través de este personaje, favorable a la modernidad. Al mismo tiempo, señala con acierto que a pesar de que Tácito sigue en su diálogo el evidente modelo ciceroniano, ello no significa que sus valores hayan de ser los mismos que los del Arpinate. Tácito refleja el nuevo camino que había tomado la oratoria y la literatura en su tiempo, inserta en las condiciones derivadas de un régimen político autocrático como el Principado, que, sin embargo, no cercenaría la creatividad, y, lejos de negar su vigencia, resitúa en un nuevo lugar a la eloquentia. El capítulo 6 lo ocupa uno de los estudios que E. Paratore, incluyó en su monografía Tacito (1951), aquí traducido al inglés como "The Agricola: Stepping-stone to History". En él, señala la fundamental interrelación temática existente en todas la obras taciteas, tomando como objeto de estudio el Agricola, composición primeriza en la que estarían ya recogidas todas las grandes líneas temáticas de Tácito, como la dicotomía libertad- servilismo bajo el régimen del Principado. Paratore remarca la naturaleza eminentemente política del Agricola, que, más allá de ser leído como un encomio del suegro de Tácito (al que se éste le debía sin duda su proyección en el cursus honorum), debe entenderse como una pieza en la que Tácito despliega su pensamiento en torno a la posición del ordo senatorius al que pertenecía bajo el Principado y la naturaleza autoritaria del poder imperial. Los capítulos 7 y 8 tratan diversos episodios del reinado de Vitelio descritos en las Historiae. El artículo de N. P. Miller y P. V. Jones acerca del pasaje 3.38-9 en que se narra la muerte de Junio Bleso, con la que Vitelio vilmente le pagó el apoyo que le había prestado para llegar al trono, representa los estudios que se han realizado de las Historiae desde el análisis filológico (terminología) y literario (uso de la paradoja, etc.). De nuevo, detrás de este despliegue de exquisitez narrativa, Tácito representa la vilezas del poder imperial y, con ello, denuncia, la arbitrariedad a la que los senadores estaban sometidos. El que lo sucede, obra de D.S. Levene, es un estudio que, tomando como ejemplo la caída de Vitelio, se detiene en analizar el uso taciteo de recursos dramáticos (el miedo, la lástima) destinados a captar a la 'audiencia' de su obra. Tácito, heredero de una tradición que arranca en Heródoto y la tragedia griega, utiliza la figura de Vitelio como ejemplo de los vaivenes con los que la Fortuna golpea a los hombres. El capítulo 9 presenta el estudio que R. Martin realizó sobre la representación tacitea de la muerte de Augusto y el acceso de Tiberio al poder, estableciendo un paralelismo entre este pasaje y el de la muerte de Claudio y el ascenso de Nerón, así como otro entre el papel de Livia y el de Agripina. Martin demuestra la originalidad de la narración de Tácito –contrastando sus noticias con la de Suetonio y Dión Casio– y revela el juego de alusiones que el historiador lleva magistralmente a cabo en estas dos partes de los Annales, cuestionando con ello implícitamente la legitimidad de la sucesión en el Principado. El estudio seleccionado de R. Syme (cap. 10) también está relacionado con la muerte, en concreto con la representación de los obituarios en Tácito y es un ejemplo de su dominio de la prosopografía. En él, Syme desentraña la intención de Tácito de revelar, a través de la mención de cada vez menos funerales públicos de miembros de familias aristocráticas a medida que avanzan temporalmente los Annales, la decadencia de las grandes familias republicanas y el monopolio que la familia imperial fue adquiriendo, desde Tiberio, de la tradición y las ceremonias públicas. En sus obituarios, Tácito rinde un último homenaje a los usos republicanos. En el capítulo 11 se halla el estudio de J. Ginsburg sobre el modo en que Tácito utiliza y moldea el modelo analístico tradicional romano a través del análisis de las fórmulas y formas narrativas usadas en la presentación de los 'inicios de cada año', concluyendo que Tácito se aleja del modelo liviano –que sistemáticamente atendía a la inauguratio de los magistrados y el inicio de las campañas– y prefiere centrarse en el entorno de la casa imperial. Los tres siguientes artículos seleccionados por Ash tienen como objetivo desentrañar el pensamiento del propio Tácito que se halla detrás de su narración. C. Pelling busca en la controvertida caracterización de Germánico en los Annales (de general en dificultades a héroe en Oriente) la visión que Tácito tenía del Principado como un mal necesario en el que figuras como Germánico, partícipe de las cualidades republicanas, ya no tenían cabida. Por su parte, el artículo de A.J. Woodman es un análisis muy interesante de Ann. 15.36-7. En él demuestra que Tácito, en su descripción de la suntuosa cena que Nerón había organizado tras posponer su viaje a Grecia en 64 d.C., no sólo buscaba representar al emperador como un émulo de los déspotas orientales, sino que pretendía realizar una metáfora de la transformación que Roma había sufrido bajo su reinado: se había convertido en una suerte de Alejandría y, con ello, había perdido su identidad. Finalmente, Ash ha optado por cerrar esta sección con el artículo de A.J. Luce (cap. 14) acerca de la concepción que Tácito muestra del cambio histórico, que, en realidad, es una interesante reflexión acerca de la dificultad que entraña rastrear en la obra Tácito su propio pensamiento. La retórica tacitea y, en particular su recurso a expresar sus propias ideas a través de discursos que pone en boca de personajes históricos hacen difícil trazar la línea entre la historicidad de su relato y su propio pensamiento. El capítulo 15 presenta un estudio F. R. D. Goodyear sobre la lengua y estilo de Tácito a partir de los Annales. Es, pues, un estudio eminentemente filológico que cubre uno de los aspectos definitorios de la narrativa tacitea como es el de su exquisitez en el vocabulario y su premeditada concisión expresiva. Un apéndice estadístico refleja en cifras y porcentajes la frecuencia del uso de los diversos tipos de palabras en su obra (preposiciones, nomina agentis en -tor, etc.). Finalmente, los tres últimos capítulos están dedicados a la historiografía y tradición taciteas. Para ello, Ash ha escogido, en primer lugar, un estudio de R. Bloch sobre la recepción e interpretación de la 'etnografía' tacitea sobre el pueblo judío, desde Tertuliano hasta la Alemania nazi. En segundo lugar, tenemos una viva y penetrante reflexión de A. Momigliano acerca de la tradición tacitea, en el que analiza la influencia de la obra de Tácito en políticos y pensadores desde la Reforma hasta la Revolución Francesa, por ejemplo en la construcción de la idea de despotismo. En tercer lugar, el capítulo 18 recoge un breve artículo de L. Trilling sobre la influencia de la obra de Tácito en el pensamiento liberal norteamericano. La libertad y el despotismo, la identidad y el imperialismo, la concisión verbal y el dominio del dramatismo y la paradoja… Todo ello caracteriza la obra de Tácito y ha hecho de él un autor de primer orden por su fina crítica y aguda penetración psicológica. Asimismo, Tácito sobresale como un acérrimo defensor de la libertad aristocrática y de la preservación de la dignidad, mostrándose hábil y vigoroso en su denuncia de las servidumbres a las que un régimen autocrático conduce a sus súbditos. R. Ash, en estas Oxford Readings, ha tratado de representar todas estas facetas de Tácito y de su obra, en un notable esfuerzo de síntesis. El resultado es un rico volumen que sin duda será un punto de referencia no sólo para los estudiantes de especialidad, sino también un valioso compendio para el estudioso.
Notes:
1. F. Hartog, Le miroir d'Hérodote: Essai sur la répresentation de l'autre, Paris, 1980.
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